sábado, 23 de octubre de 2010

Benzodiazepenas.

Los sonidos parecen increiblemente más fuertes. Las voces y el canto de los pájaros en los árboles. Esa soledad exquisita donde hasta el más patético lado de tu vida tiene derecho a salir.
Siento el latir lento de mi corazón. Las manos se me duermen como si estuviera intentando dar mi último respiro. Los ladridos de mi perro y los otros perros aumentan esta angustia enorme de no saber dónde y para qué estoy.
Escucho el tronar de cada bip psicodélico en mi cabeza. Mi pieza,mi lugar favorito desde siempre,hoy tiene más el aspecto de una sepultura que de un rincón para soñar. Cada mg de este veneno que corre por mis venas me apaga y me obstruye por un momento. Era eso,o salir a correr sin sentido hasta llegar a un precipicio.
Fuego en el mar
Hay tantas cosas bellas en la vida,sin embargo,nada es suficientemente bueno cuando te acostumbraste a sufrir cada horrible crisis en silencio. Ni el aroma de la primavera,ni el sol iluminando cada hoja verde y haciéndola brillar hoy causa algún vestigio de alegría. No más alegría,sí más paranoia. Siempre estoy,siempre llevo mi cruz,pero...¿por qué nunca nadie está? Siento que me apago lentamente,como después del mejor polvo de tu vida,donde tus dedos se entumecen y pierdes todo impulso de energía para levantarte. Pero no hubo éxtasis antes de esto,no hubo felicidad. Sólo una pequeña mirada al espejo y un saludo inocente a tu horripilante rostro lleno de vino y miseria. Métete otra benzo,mal que mal,calma el dolor,la angustia,el lamento. Mi boca está seca al igual que mis ojos. Mi corazón ya se silenció. No quiero comer,sólo quisiera dormir y no despertar jamás. Quiero inyectarme felicidad, alegría,vida,sentimientos. ¿Dónde está él ahora? recuperando su vida,su bello entorno natural y precioso ser interior. Recupera todos los alientos que perdió y que le dí con gusto,y todas mis energías gastadas en limpiar cada lágrima en su rostro,hoy es más una muestra de su egoísmo. 
Sólo existo cuando soy útil,sólo soy de verdad cuando tiene ganas de meterse dentro de mí y contarme alguna aventura. Yo ya no tengo aventuras,ya no tengo sonrisa,soy sólo un caminante sin su brazo derecho que intenta de todas las formas posibles intentar usar el izquierdo,sin ningún resultado aparente.
Mi cuello se siente tibio,como si me abrazara desde atrás,como si estuviera intentando calmarme este frío eterno. Me dice al oído mientras esa guitarra desgarra mi corazón, ¿cómo una guitarra puede expresar en cada sonido todo lo que sientes? Las cosas en mi pieza se mueven de un lado a otro,todo se está poniendo oscuro y silencioso...llegó el momento.